La teoría de apostar al que menos sale.
Como ya he tratado en otro artículo, el sistema de ruleta es un conjunto de números finito, que comprende del 0 al 36 y cuya aparición es aleatoria. Y dado que su número de elementos es finito, podemos hablar de un sistema aleatorio cerrado, o lo que es lo mismo, no puede salir ningún número que exceda de 36.
Ya traté en otro vídeo que existe que la frecuencia mayor de repeticiones de un mismo nivel de retraso corresponde al cero, o lo que es lo mismo, la probabilidad de que dos grupos o números aparezcan de forma consecutiva excede a cualquier otra posibilidad de retraso, y además la frecuencia de repetición de esos retrasos es inversamente proporcional a su nivel. O dicho de otra forma, el retraso cero es superior al uno, y el uno al dos, y así sucesivamente.
En este caso vamos a estudiar otro hecho que se demuestra con el método de montecarlo, esto es, con la experimentación empírica.
Y es que resulta que a diferencia de lo que muchos creen, la probabilidad de ganar en la ruleta está en apostar a los números o grupos más fríos, en vez de a los más calientes. Para quien no conozca la jerga del juego se entiende que el término frío se aplica a lo menos frecuente o de aparición más escasa, y caliente justo lo contrario, esto es, al número o grupo más frecuente o que aparece más veces.
Desde siempre hemos tenido la intuición de que debíamos apostar a los grupos más frecuentes, dado que son los que teóricamente están en racha. Lo que no tenemos en cuenta es que estamos ante un conjunto de números aleatorios, donde todos ellos tienen la misma oportunidad de salir, luego se puede afirmar que hechos pasados no garantizan una continuidad en el futuro.
Porque resulta que la teórica de seguir la tendencia del juego es aplicable a aquellos ámbitos donde participa el factor humano, o bien existen fuerzas externas que favorecen un determinado resultado en detrimento de su contraparte.
Por poner un ejemplo, si el Real Madrid lleva tres partidos seguidos ganados contra equipos de nivel similar a él, podemos afirmar que si existiere un próximo partido donde el Real Madrid va a jugar contra otro equipo de nivel similar a él, de manera idéntica a partidos anteriores, es más que probable que el Real Madrid vuelva a ganar, pues sus precedentes avalan esta posibilidad. O dicho de otra forma, es más probable que gane, a que empate o pierda.
Y si hablamos de otros hechos donde no participe el factor humano, como por ejemplo un cilindro de ruleta viciado, con defectos de equilibrio o muescas en alguna de sus partes, y donde observamos que unos números salen más que otros, es más que probable que durante los próximos giros la tendencia de juego se decante más por esos números que por el resto. De esto saben bastante la familia Pelayo, pues basaban su estrategia ganadora, precisamente en estos defectos de los cilindros.
Y esto es así porque esos defectos favorecen la aparición de esos números, aumentando con ello la frecuencia de aparición. Entonces ya no hablaríamos de una probabilidad de 1/37 en todos y cada uno de los 37 números del cilindro, sino de una diversidad de probabilidades donde habría un denominador cambiante. Por ejemplo, unos números contarían con una probabilidad del 1/35 y otros del 1/39. Como todos sabemos esa probabilidad será mayor o menor de manera inversamente proporcional al valor del denominador, siendo mayor el número si el denominador es menor y viceversa.
Pero en el caso de una ruleta perfectamente equilibrada, que es el caso que nos ocupa, donde cada número debe tener una probabilidad exacta e igual a 1/37 la dispersión natural que hay en toda sesión de ruleta, donde a lo largo del juego se produce una desigualdad de frecuencia y cantidad de aparición, es de lógica deducir que aquellos números que han salido más, y con ello han superado su probabilidad natural del 1/37 tengan tendencia a regresar a la línea de equilibrio. Y justo lo contrario deberá ocurrir con aquellos números que hayan aparecido un porcentaje de veces inferior esa probabilidad natural.
Por buscar un símil, imaginemos que todos los números están atados a una goma al punto de equilibrio 1/37 = 2,70%. Si el número excede este porcentaje, se produce una subida y por tanto una tensión a la gomilla donde está atado, que tirará de dicho número para que regrese a la línea natural. Ídem de los números que aparezcan menos, que se posicionarán por debajo del punto de equilibrio, creando de manera idéntica una tensión en la gomilla, de fuerza directamente proporcional a la distancia con el punto de equilibrio.
Cómo se calcula el porcentaje de aparición.
Es tan sencillo como dividir el número de apariciones del número entre el número de giros. Si por ejemplo el número 4 ha aparecido 2 veces en una ronda donde llevamos 100 giros, su porcentaje de aparición sería 2/100 = 2%. Y dado que su probabilidad de aparición natural es 2,70%, podemos afirmar que el 4 tiene tendencia negativa por lo que habría que apostar por él.
Es cierto que parece un contrasentido hablar de que hay que apostar por aquellos números que tienen tendencia negativa, pero es que insisto otra vez que no hablamos de una dinámica donde actúan fuerza externas que alteran los resultados, tal como ya vimos en un párrafo anterior, sino de un juego donde todos los números tienen la misma oportunidad de salir, y la misma fuerza para hacerlo.
Luego si el 4 está por debajo de su probabilidad natural, inevitablemente recuperará posiciones durante los siguientes giros. O dicho de otra forma, los números con tendencia negativa juegan con ventaja respecto a los que tienen tendencia positiva. Y viceversa. Los números cuya aparición excede a su probabilidad natural están condenados a retroceder en el medio plazo.
Hay que entender que estamos hablando de un proceso aleatorio, en el que estos efectos de los que hablo no se producen de manera mágica por arte de birli birloque. Es algo más complejo, donde los efectos no se hacen notar de inmediato, sino que requieren de tiempo de juego.
O dicho de otro modo, si vamos por el giro 100 y el número 4 ha salido un 2%, no quiere decir que inmediatamente después de observarlo vaya a recuperar posiciones porque "es lo que tiene que ocurrir". No, no funciona así. Es hasta posible que el 4 siga bajando posiciones, pero en algún momento y siempre en el medio plazo empezará a recuperar frecuencia, hasta alcanzar o incluso superar su probabilidad natural del 2,70%
Este hecho es aplicable al resto de grupos de números de probabilidad idéntica.
Porque quizás el juego que más nos interesa no es el de los plenos, sino de bloques de números de cuota de premio definido, como son las suertes dobles - color, paridad y altura -, suertes triples, docenas y columnas, seisenas, cuadros, transversales y caballos, o parejas de números yuxtapuestos.
Por ejemplo si optamos por el clásico juego de color, apostando a rojos y negros, nuestra intuición nos dice que debemos apostar "al color que más sale", dado que es el que "está en racha". Pues bien, primero hay que decir que eso que llamamos "racha" no es debido a que alguna fuerza externa obre en favor de un color y en detrimento del otro, sino que se trata del hecho natural de dispersión, donde el azar durante determinados periodos premia a un color en detrimento de otro. Pero lo que realmente es tendencia, es que la propia dinámica del azar buscará siempre el equilibrio entre ambos, obrando en favor del color que tiene menor aparición y en contra del que tiene mayor frecuencia de salida.
O dicho de otra forma, si en la actual sesión de juego el negro ha salido un 56% de veces y el rojo un 43% (el 1% correspondería al cero), quiere decir que la tendencia es que el rojo recupere posiciones y el negro las pierda, pues ambos grupos tienen la misma oportunidad de salir y no hay fuerzas externas que obren más por un color que por otro. Luego en este caso deberíamos apostar por el rojo más que por el negro. Recordemos que el punto de equilibrio de la apuesta a color es del 18/37 = 48,65%
Ídem de, por ejemplo, las docenas. La probabilidad natural tanto de las docenas como de las columnas es del 12/37 = 32,43%. Es curioso como una mayoría de jugadores optan más por las docenas que por las columnas, pues el hecho de que las docenas están en un bloque más compacto, y aparentemente tengan un área mayor en el paño, crea el efecto psicológico de que es más probable ganar jugando a docenas que a columnas.
Esto obviamente es falso pues para empezar el área que cubren es exactamente el mismo, y para seguir, a nivel cualitativo, la probabilidad de aparecer es exactamente idéntica en ambos casos, tanto para docenas como para columnas.
No te aceleres, campeón
Y digo que no te aceleres, pues quizás tras leer esto te lanzarás como un poseso a jugar. Bien. Si tú eres de esos que juega a golpe de paja mental, decirte que te tranquilices porque no todo es tan sencillo. Deberás prepararte psicológicamente para soportar profundidades de pérdidas muy cuantiosas, en el entorno de cinco veces tu objetivo de ganancia.
Si lo tuyo es apostar a docenas, te puedo aconsejar que por mi experiencia y las pruebas efectuadas, la docena o columna tiene tendencia a recuperar posiciones cuando su diferencia de aparición con respecto a la docena dominante (la que más sale) está en torno a 10 unidades.
O dicho con un ejemplo: pongamos que la docena dominante es la segunda con 30 apariciones. Pues la docena más recesiva (la que menos ha salido) tendrá tendencia natural a recuperar posiciones cuando tenga 20 apariciones o menos.
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Resumen chatGPT
El artículo "La teoría de apostar al que menos sale" aborda la estrategia de apuestas en juegos de azar, específicamente en la ruleta. Comienza explicando que, contrario a la intuición común, la probabilidad de ganar en la ruleta parece favorecer a los números o grupos menos frecuentes en lugar de los más frecuentes.
El autor utiliza el método de Monte Carlo para demostrar empíricamente este principio. Explica que en juegos de azar como la ruleta, donde todos los números tienen la misma probabilidad de salir, seguir la tendencia de los resultados pasados no garantiza un patrón futuro. Sin embargo, en situaciones donde hay factores humanos o externos involucrados, como en el caso de equipos deportivos, seguir tendencias pasadas puede tener más sentido.
En el contexto de una ruleta equilibrada, donde cada número tiene una probabilidad exacta de aparecer, los números que han salido más de lo esperado tienden a volver a la media, mientras que los que han salido menos tienden a recuperarse. Esto se debe a una especie de "tensión" que existe en el sistema, donde los números tienden a equilibrarse con el tiempo.
El autor también aplica este principio a otras apuestas en la ruleta, como los colores, las docenas y las columnas. Argumenta que la estrategia de apostar al grupo menos frecuente es aplicable en estos casos también. Por ejemplo, si un color ha salido más veces que el otro, la tendencia natural es que el menos frecuente recupere posiciones.
Sin embargo, el autor advierte que el juego de azar conlleva riesgos y pérdidas potenciales significativas. Recomienda prepararse psicológicamente para enfrentar estas pérdidas y sugiere ciertos umbrales de diferencia de aparición para determinar cuándo un grupo menos frecuente puede comenzar a recuperar posiciones.
En resumen, el artículo argumenta que en juegos de azar como la ruleta, apostar a los números o grupos menos frecuentes puede ser más ventajoso a largo plazo que seguir la tendencia de los resultados pasados.